PARTIDA AL PARCHIS

Tira los dados. Todavía creo en las metas y los sueños inmateriales. Donde el bolsillo no tire lo suficiente como para transformar las conciencias en alimañas de granito. La búsqueda personal del conocimiento necesario para la supervivencia sin engaños. El compromiso de vencer al virus infiltrado tras la necesidad confortable, aparente e impuesta como la única manera de vivir. Vivir, más o menos lo hacemos todos iguales ¿Pero quien decidió crear el patrón de la forma de…?
Aquí abajo, la multitud enloquece por la materia. Arriba la materia sobra y su satisfacción llega al mirar hacía abajo y sentir que tienen el control de las pequeñas maquinitas respiratorias compulsivas, repetitivas y obedientes. Mueve ficha.

¡Ya me gustaría ver la reacción de los peones políticos cuando su imperio se sustituya por otro, y tal vez, la política sea una opción a elegir como cualquiera de las religiones en la actualidad! ¡Todo por abusar!
Es como la historia de aquel loco que decía que la iglesia perdería el control sobre los seres humanos, y así fue. Ahora conocemos su atrocidad a la perfección. Pasarán los años y… Te cuentas veinte.

Saco. ¿Cuántas caras tiene ahora la moneda? ¿Cuánta barbarie? ¿Cuántos nombres impronunciables? Las calles se llenan de gente conectada mediante hilos invisibles que los guían en su rutina para que no se pierdan, ni se descarrilen. Yo nací perdido y por un momento quise encontrarme; tras mucho esfuerzo, enfermedad y casi compasión; me di cuenta que perdido también se vive. La estabilidad es una cuestión estética, banal y aburrida que dudo que exista. Apuesto más por los momentos de calma encontrados.

Necesitas un cinco. ¿Quién nos va ha evaluar más allá de la escuela? Un hombre me susurro entre el estruendo del consumo, que hace años solo se conseguía comer unas dos veces al día con mucha suerte. Ahora vamos por cinco y con nuestras barrigas llenas, hay que trazar una nueva problemática para no parar nunca. ¡Que le den al vecino! Así andamos. Cubiertos de una mierda tan espesa, que cada uno siente en su interior la necesidad de tener algo más para conseguir eso que llaman “felicidad” y el término pronunciado apesta más que la capa que nos recubre. Ocho largas casillas por recorrer hasta la meta.

Para quien vive entre ladrillos y cemento. Para todos los fines de semana tras la barra y la bandeja. Los aventureros de temporada que atrás dejan a su familia para alimentarla. Para las largas horas de llamadas impertinentes sin ver el atardecer ni el cielo. Los humano que cuidan con profesionalidad y respeto a sus semejantes. Esto es coherencia, lucha y aceptación de la vida como viene. Sin engaños, con cautela, sin disfraces, con desconfianza hacía las nuevas necesidades. Buscando el Amor que sin duda, también pretenden arrebatárnoslo. Tristeza latente; mientras sigas ahí sabré bien cuando es un buen día.