DIALOGO II

En el punto dos del Capitulo IV (El artista) del libro teoría del arte escrito por: José Jiménez. Encuentro entre estas líneas respuestas referentes a mi propia personalidad. Pero un libro no puede decirlo todo a cerca de una persona, ni creo que sea esa su intención. Pero si dar pequeños roces de alivio.

Es inevitable en determinadas ocasiones sentir que perteneces a ciertos escritos, ciertas actitudes, ciertos objetos. Es lo que se llama (identificarte con algo) y es importante esta sensación ya que puede llevar directamente a la comprensión de lo que se tiene delante (sea un texto, una fotografía, un graffiti, etc.) y equiparar inteligencias, como bien se explica en páginas anteriores de este libro.

Si es cierto, que consigue recoger el concepto de “personalidad artística” visto desde los momentos históricos más relevantes. Dejando ver la ingenuidad de algunos artistas que tan solo vivían así y no sabían hacerlo de otra manera, como Miguel Ángel, Rafael y el oportunismo, de quizá venderse a si mismos como un producto en el caso de Dalí, Picasso…

Un nombre que me llama especialmente la atención es el de Marcel Duchamp. Su posición o mejor dicho oposición, pese a la época que estaba viviendo es quizá un poco el reflejo de muchos que humildemente necesitamos crear para sobrevivir. “La concepción del arte como un relato colectivo de salvación como escribe José Jiménez ha dejado de tener validez”. En realidad no es así del todo. Ha sufrido una transformación, ahora el colectivo sigue existiendo en determinadas personalidades o “tribus urbanas” como las han calificado. Mientras el concepto de salvación se ha concretado en un carácter social de evolución y desarrollo en un mundo cada vez más complejo. Es cierto, el artista de hoy ni da, ni marca pauta de salvación. Pero elige sus propias experiencias y el mundo que le rodea a menudo lleno de injusticias sociales para crear sus piezas. Tanto en la música, la poesía, el cine, las artes plásticas. El artista creador sirve o pretende servir un poco de modelo e informador a la vez, en un mundo presa de la manipulación de medios. Busca en cierta manera una pureza en el mensaje, coherente con su propia vida. Navegamos perdidos en una sobrecarga de información y solo intentamos poner un poco de orden, ya no solo en nuestro entorno, sino en nuestra propia vida. Hemos crecido y seguimos creciendo buscando ciertos valores que a niveles generales pueden ser; (el respeto a nuestra tierra y a nuestros iguales, reconocer la injusticia social y actuar en consecuencia, nuestras raíces…) para ser ricos como seres humanos, comprendiendo la dificultad de obtenerlos combatiendo de la mano con la tristeza y la sonrisa. De ahí que el creador de hoy sufre y siente como cualquier otra persona, siendo la decisión de expresarse artísticamente, una de las diferencias existentes respecto a los demás seres humanos.

Como he dicho antes, todas estas palabras podrían ser una pequeña introducción muy breve y general a la idea de dar forma a la identidad artística de los creadores de esta época. Quizá aventurarme a dar una fecha sea un poco precipitado y arriesgado. Antes decir, que de estar en lo cierto todos los argumentos nombrados en este texto serian como niños pequeños dando sus primeros pasos alrededor de un espacio casi desconocido, inexplorado del que lentamente van apareciendo curiosidades que nos atan a su descubrimiento. Y donde abrir los ojos literalmente, ocurrió a finales de los setenta y principios de los ochenta.