LA FUENTE DE LA VIDA



Existe una historia sin palabras nacida del vientre de una estrella muerta en la distancia. Aún podemos apreciar su luz parpadeante en la meditación de una noche tumbados bajo el óleo del universo. Pies descalzos sobre nieve no sienten frió. Conviven varias historias bajo la tímida y lejana incandescencia de esta fúnebre estrella.

Relatos tan reales como el dañino germen de la enfermedad que abate constante al viejo hilo de la vida, que va lentamente desapareciendo. Esforzado en vivir los últimos minutos saboreando una ilusión que no es más que el último resquicio de la supervivencia de una mujer enamorada.

La perdida como siempre pronto se transforma en lamento y éste a su vez en recuerdo, que acabara por distorsionarse en la memoria e idealizándose. Aislamiento. Una silueta dañada y prohibida vaga entre las estrellas. Intento desesperado por rescatar lo que aún vive dentro de si, lejano a la realidad. Pues en ésta, el dolor es insoportable. Lucha irreal que ataña al perdido dentro de su laberinto, de su esfera flotante en el universo. Deslizada sin rumbo a algún momento pasado. Donde intentar vivir con más intensidad las evocaciones de lo que antes era su vida con ella, es dotar a su cerebro de la energía y sabia de un árbol especial. La fe en el árbol es la obsesión de retroceder el tiempo. De salvar la vida. De curar el Cáncer. De acabar la historia.

¿Cómo escribir el final de una historia que no es la tuya bajo la presión de curar la muerte y enfrentado a la memoria?

Todo esto es el regalo que “Darren Aronofsky” nos ha dejado con “The Fountain”. Una película que hace crecer al espectador sensible; tanto visualmente, como en su interior.

En la oscuridad del universo. En la oscuridad de la mente humana que busca respuestas cuando tal vez ya no pueda conseguirlas o no sea el momento de buscarlas, llega a nuestros oídos una melodía de violines que sutilmente graba en el recuerdo la calma ante la impotencia de no concluir con los interrogantes.

La paciencia, la esperanza, el esfuerzo, la constancia. El dolor, el abandono, la impotencia, el sufrimiento, la desesperanza. Valores del ser humano reunidos en fotogramas.